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Así empezó todo…

Los inicios de la Inteligencia Artificial (IA) representan un fascinante capítulo en la historia del pensamiento humano y la tecnología. Se remontan a mediados del siglo XX, cuando científicos y visionarios comenzaron a explorar la posibilidad de crear máquinas capaces de pensar y aprender como los humanos. Esta búsqueda de replicar la inteligencia humana en máquinas dio lugar a avances revolucionarios que han transformado innumerables aspectos de nuestra sociedad y nuestra forma de vida.

Uno de los puntos de partida de la IA se encuentra en los años 50, con el nacimiento de la computación moderna. Pioneros como Alan Turing, considerado el padre de la informática y la IA, sentaron las bases teóricas de lo que vendría después. Su trabajo seminal sobre la «Máquina de Turing» y su famoso Test de Turing sentaron las bases para la reflexión sobre la inteligencia artificial y cómo podríamos evaluarla.

Sin embargo, el término «Inteligencia Artificial» en sí mismo fue acuñado más tarde, en una conferencia celebrada en 1956 en Dartmouth College, donde John McCarthy, Marvin Minsky, Nathaniel Rochester y Claude Shannon, entre otros, se reunieron para discutir sobre la posibilidad de crear máquinas inteligentes. Esta reunión histórica marcó el comienzo formal de la disciplina de la IA como un campo de estudio.

Durante las décadas siguientes, los avances en hardware y software sentaron las bases para el desarrollo de la IA. Surgieron diferentes enfoques y paradigmas, desde la lógica simbólica hasta el aprendizaje automático y las redes neuronales. Uno de los hitos tempranos fue el desarrollo del programa de ajedrez «El Turco» en el siglo XVIII, aunque más tarde se descubrió que estaba siendo operado por un humano. No obstante, sentó un precedente para la idea de máquinas que podían desafiar la mente humana en juegos de estrategia.

En los años 60 y 70, la IA experimentó un crecimiento significativo, con investigaciones y desarrollos en áreas como la resolución de problemas, el procesamiento del lenguaje natural y la visión por computadora. Uno de los momentos más destacados fue el desarrollo del programa «ELIZA» por Joseph Weizenbaum en 1966, que simulaba una conversación terapéutica y demostraba la capacidad de las máquinas para interactuar con los humanos de manera más compleja.

Durante los años 80 y 90, la IA continuó avanzando, aunque también enfrentó períodos de desilusión conocidos como «inviernos de la IA», donde el progreso parecía estancarse. Sin embargo, estos períodos de estancamiento fueron seguidos por nuevos avances que revitalizaron el campo. Uno de los hitos más importantes de esta época fue el desarrollo de los sistemas expertos, que utilizaban reglas y bases de conocimiento para imitar el razonamiento humano en dominios específicos.

El cambio de milenio trajo consigo un renacimiento de la IA, impulsado en gran medida por el aumento de la potencia informática y la disponibilidad de grandes cantidades de datos. El aprendizaje automático y, en particular, el enfoque de las redes neuronales profundas, comenzaron a dar frutos en aplicaciones prácticas como el reconocimiento de voz, la traducción automática y la conducción autónoma.

En la actualidad, la IA está presente en casi todos los aspectos de nuestra vida cotidiana, desde los motores de búsqueda en línea hasta los sistemas de recomendación de contenido y los asistentes virtuales en nuestros dispositivos móviles. Continúa evolucionando a un ritmo acelerado, con avances en áreas como la IA generativa, la robótica autónoma y la IA explicativa, que busca hacer que los sistemas de IA sean más transparentes y comprensibles para los humanos.

Dr. Marco Benavides

Médico Cirujano